Blefaritis, ¿qué es y cómo tratarla?

Blefaritis

Hoy en nuestro post os vamos a hablar de una de las enfermedades más frecuentes de nuestro sistema visual. ¿Quieres saber cuál es? Sigue leyendo.

¿Qué es la blefaritis?

La blefaritis es la inflamación del párpado, pero no todas las inflamaciones en el ojo son provocadas por la blefaritis. Por ejemplo, el orzuelo, del que ya os hablamos en otro post, también es una inflamación del párpado, pero causada por la inflamación de una glándula, en concreto la que se encuentra en el párpado. En este caso, la blefaritis se refiere, en concreto a la inflamación del borde libre del párpado, en la zona donde se encuentran las pestañas. Existen varios grados de esta enfermedad, que pueden ir desde aguda hasta a crónica. Es una enfermedad benigna, pero sus síntomas pueden llegar a ser algo molestos.

Características de la blefaritis

Esta enfermedad tiene la característica de que siempre se da en ambos ojos, aunque solo se tengan síntomas en uno de ellos. Suele ser más común en personas mayores de 50 años, aunque puede presentarse a cualquier edad.

Por otra parte, es frecuente que no tengamos síntomas o que sólo sintamos una pequeña irritación en los ojos. Esta enfermedad tiene que ser diagnosticada por un profesional a través de una lámpara de hendidura, que dispone de muchos aumentos capaces de ver el borde del párpado. Aunque la mayoría de veces es detectada por un oftalmólogo, es cierto que en algunas ocasiones la enfermedad se manifiesta de forma directa y se ve con claridad.

En los casos más leves la enfermedad puede pasar desapercibida y solo notaremos una pequeña irritación. Sin embargo, en los casos más crónicos y graves se pueden perder algunas pestañas y pueden quedar pequeñas cicatrices. La blefaritis puede llegar a dañar la superficie ocular, causar irritación en la superficie del ojo o derivar en otras complicaciones asociadas como: los orzuelos, chalazión, úlcera corneal, conjuntivitis y madarosis (pérdida de pestañas). La blefaritis está también muy ligada a la aparición de lo que conocemos como síndrome de ojo seco causado por el sobrecrecimiento de bacterias en los párpados.

Causas de su aparición

  • La causa más común de su aparición se debe a la obstrucción de las glándulas que se encuentran en el borde del párpado debido a la acumulación de grasa.

  • Aumento de las bacterias que se encuentran en la piel.

  • Alteración de los aceites que produce el párpado de forma natural.

  • Trastorno del funcionamiento de una glándula sebácea que se llama Meibomio.

  • Sequedad continuada del ojo.

  • Infección micótica del párpado

  • Parásitos o ácaros que se instalan en nuestros párpados y pestañas.

  • También es común que sufran blefaritis personas con otras enfermedades relacionadas con trastornos en la piel como la psoriasis, la afección cutánea rosácea (erupción o enrojecimiento en la cara) o la dermatitis seborreica (afecta al cuero cabelludo, cejas y los pliegues de las orejas).

  • Otra de sus causas, la menos probable, es debido a que exista una alergia que afecte a las pestañas. Por ejemplo, tener alergia a algún medicamento o cosmético.

Síntomas

Para evitar que la inflamación siga avanzando y se produzca una infección mayor es fundamental identificar los síntomas y acudir al oftalmólogo para seguir el tratamiento oportuno.

Los principales síntomas que podemos detectar son: enrojecimiento, inflamación, escozor, sensación de irritación y picor en el párpado. Otro de los síntomas es la aparición de una costra en las pestañas de color amarillento. Puedes llegar a sentir una sensación de arenilla o tener la sensación de que tienes algo dentro del ojo. También es normal sentir cansancio o pesadez ocular. No afecta a la visión, solo en los casos más graves que podemos sufrir visión borrosa.

Tipos

  • Anterior: se llama así porque afecta a la parte exterior del párpado y suele ser causada por la expansión de bacterias o algún tipo de infección. La distinguimos también por una inflamación de la zona de las pestañas, con enrojecimiento, legañas y costras en las pestañas.

  • Posterior: en este caso suele ser aquella que viene dada porque dejan de funcionar las glándulas meibomianas y se obstruye la glándula de Meibomio causando así un chalacion. Aquí no nos encontramos las costras o escamas en las pestañas, como en el caso anterior. Este tipo de blefaritis suele ser la que causa el síndrome del ojo seco, ya que las glándulas de Meibomio son las encargadas de producir el componente lipídico de la lágrima.

  • Mixta: se produce cuando se dan los dos casos anteriores a la vez. Suele ocurrir debido a que la saturación de secreciones de la blefaritis posterior ayuda a que se produzca la blefaritis anterior.

¿Cómo debemos cuidar la blefaritis?

Esta enfermedad no tiene cura como tal, pero con un cuidado diario y siendo constante se pueden mantener los síntomas muy controlados. No es contagiosa, aunque se ha detectado que puede existir un elemento genético, ya que es común encontrar en familias afectadas a varios miembros con blefaritis.

Los principales cuidados que debemos de llevar a cabo son:

  1. Lavado diario del ojo con un jabón neutro.

  2. Eliminar con cuidado, sin frotar, las escamas.

  3. Limpiar la raíz de las pestañas y la parte posterior sin tocar el ojo. Acude a un médico para que te de las indicaciones correctas y te de las claves para llevar a cabo una higiene adecuada en el ojo.

  4. Además del cuidado en casa, es recomendable acudir al médico para que él te realice la limpieza en los ojos de vez en cuando y que así el tratamiento sea más eficaz.

  5. También puedes aliviar la zona dar un pequeño masaje en la zona y aplicar algo de calor.

  6. En los casos más severos, se necesitará pomada, colirio o antibiótico. Siempre siguiendo la prescripción médica y el tratamiento que nos ha dicho el médico.

  7. Evitar las cremas y el maquillaje

  8. Si usas lentillas debes dejar de usarlas hasta que tengas tratada la blefaritis, ya que si no te pueden llegar a causar otros problemas como la conjuntivitis.

Es muy importante acudir al oftalmólogo para que lleve un control de la enfermedad.

En cualquier caso es muy importante para todos hacernos revisiones periódicas de, al menos, una vez al año para tener una buena salud ocular. ¡Sigue leyendo nuestro blog para saber más sobre el cuidado de la visión!

Información sobre seguridad

Las ICL se han diseñado para la corrección/reducción de la miopía en adultos de entre 21 y 60 años con una graduación de entre −0,5 D y −20,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D, y para la corrección/reducción de la hipermetropía en adultos de entre 21 y 45 años con una graduación de entre +0,5 y +16,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D. Para asegurarse de que el cirujano use las ICL que mejor se adapten a su ojo, antes de la intervención refractiva, la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo deberán llevar al menos un año estables. Las ICL mejoran la vista, por lo que no tendrá que usar gafas ni lentes de contacto. No obstante, las ICL no eliminan la necesidad de usar gafas para leer, incluso si no las ha usado antes. Las ICL implican el uso de una intervención refractiva alternativa, como la queratomileusis in situ asistida con láser (LASIK), la queratectomía fotorrefractiva (PRK) y las intervenciones de incisión, o de otros medios de corrección refractiva, como las gafas y las lentes de contacto. La implantación de las ICL se considera intervención quirúrgica y, como tal, implica riesgos posiblemente graves. A continuación, se indican las posibles complicaciones y reacciones adversas asociadas con la cirugía refractiva en general: intervenciones adicionales, desarrollo de cataratas, pérdida de la vista corregida, aumento de la presión intraocular, pérdida de células en la superficie interior de la córnea, conjuntivitis, inflamación aguda de la córnea, inflamación persistente de la córnea, endoftalmitis (infección ocular total), deslumbramientos y/o halos alrededor de las luces, hifema (presencia de sangre en el ojo), hipopión (presencia de pus en el ojo), infección ocular, desplazamiento de la ICL, edema macular, pupila no reactiva, glaucoma de bloqueo pupilar, inflamación ocular grave, iritis, uveítis, pérdida del humor vítreo y trasplante de córnea. Antes de contemplar la posibilidad de usar las ICL, debe someterse a una revisión oftamológica completa y hablar con su oftalmólogo sobre la implantación de ICL, especialmente por lo que respecta a los posibles beneficios, riesgos y complicaciones. Deben hablar también sobre el tiempo necesario para la recuperación tras la intervención.

Referencias

Citas

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*American Refractive Surgery Council