La glándula lagrimal

Irene Benito González

Autor: Dra. Irene Benito González


LA GLÁNDULA LAGRIMAL, ¿CÓMO FUNCIONA?

La glándula lagrimal se encuentra en la órbita, en la parte superoexterna del ojo. Tiene dos lóbulos, uno orbitario y otro palpebral, este último más superficial. Su función es la producción de lágrima.

Es el primer eslabón dentro del aparato lagrimal, segrega el componente acuoso de la lágrima natural y el parpadeo es el encargado de repartirla por toda la superficie ocular.

Produce lágrima de manera continua, lo que conocemos como producción basal, y también aumenta la producción ante situaciones determinadas, lo que conocemos como lagrimeo reflejo. Tiene una inervación compleja, por un lado, el lagrimeo reflejo se produce cuando algún agente externo como el viento, un cuerpo extraño o la típica cebolla, generan un estímulo sensitivo a través del nervio trigémino que aumenta la producción de lágrima como protección. Por otro lado, una parte del cerebro se encarga de las emociones: el llamado sistema límbico, sobre todo el hipotálamo. El sistema límbico está conectado con el sistema nervioso vegetativo, que no podemos controlar. Las emociones provocan la reacción de dicho sistema nervioso, que a su vez activa la glándula lagrimal.

La función de las lágrimas es, como hemos mencionado, proteger la superficie ocular, nutrir y humectar los ojos, aportar oxígeno a la córnea y mejorar la calidad visual, constituye el primer aparato refractivo del ojo.

Como glándula puede albergar todo tipo de patologías. Son muy comunes las que provocan una hiposecreción basal de lágrima como son la atrofia y fibrosis asociada a la edad o la inflamación de tipo autoinmune típica de enfermedades como el síndrome de Sjögren. También son causas de hiposecreción las que pueden infiltrar ese tejido lagrimal, como la sarcoidosis. En la glándula se producen también infecciones y tumores, aunque menos frecuentes.

Una glándula normofuncionante también puede producir menos cantidad de componente acuoso por falta de estimulación del nervio trigémino, en patologías que reducen la sensibilidad del ojo como pueden ser el LASIK, un trasplante de córnea, la diabetes o los antecedentes de herpes.


Dra. Irene Benito González

Clínica INSADOF

Información sobre seguridad

Las ICL se han diseñado para la corrección/reducción de la miopía en adultos de entre 21 y 60 años con una graduación de entre −0,5 D y −20,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D, y para la corrección/reducción de la hipermetropía en adultos de entre 21 y 45 años con una graduación de entre +0,5 y +16,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D. Para asegurarse de que el cirujano use las ICL que mejor se adapten a su ojo, antes de la intervención refractiva, la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo deberán llevar al menos un año estables. Las ICL mejoran la vista, por lo que no tendrá que usar gafas ni lentes de contacto. No obstante, las ICL no eliminan la necesidad de usar gafas para leer, incluso si no las ha usado antes. Las ICL implican el uso de una intervención refractiva alternativa, como la queratomileusis in situ asistida con láser (LASIK), la queratectomía fotorrefractiva (PRK) y las intervenciones de incisión, o de otros medios de corrección refractiva, como las gafas y las lentes de contacto. La implantación de las ICL se considera intervención quirúrgica y, como tal, implica riesgos posiblemente graves. A continuación, se indican las posibles complicaciones y reacciones adversas asociadas con la cirugía refractiva en general: intervenciones adicionales, desarrollo de cataratas, pérdida de la vista corregida, aumento de la presión intraocular, pérdida de células en la superficie interior de la córnea, conjuntivitis, inflamación aguda de la córnea, inflamación persistente de la córnea, endoftalmitis (infección ocular total), deslumbramientos y/o halos alrededor de las luces, hifema (presencia de sangre en el ojo), hipopión (presencia de pus en el ojo), infección ocular, desplazamiento de la ICL, edema macular, pupila no reactiva, glaucoma de bloqueo pupilar, inflamación ocular grave, iritis, uveítis, pérdida del humor vítreo y trasplante de córnea. Antes de contemplar la posibilidad de usar las ICL, debe someterse a una revisión oftamológica completa y hablar con su oftalmólogo sobre la implantación de ICL, especialmente por lo que respecta a los posibles beneficios, riesgos y complicaciones. Deben hablar también sobre el tiempo necesario para la recuperación tras la intervención.

Referencias

Citas

1. Patient Survey, STAAR Surgical ICL Data Registry, 2018

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*American Refractive Surgery Council