Autor: Dr. Ramón Ruiz Mesa
La vida con Lentes ICL, a largo plazo
La lente ICL es una lente intraocular fáquica de cámara posterior que lleva más de veinte años en el mercado. El material de las lentes ICL es colámero, biocompatible con el ojo, se tiene gran experiencia con este tipo de material y no precisa de ningún mantenimiento. No se degradan, por lo que perduran toda la vida. Sólo si el paciente, debido a su edad, desarrollase cataratas con el tiempo, se procedería al explante de la lente ICL y posteriormente a la cirugía de cataratas.
Una de las motivaciones principales por las que nuestros pacientes quieren operarse de cirugía refractiva es el deporte. Muchos de ellos no están cómodos con sus gafas o no toleran las lentes de contacto; por ello la cirugía refractiva es una de las principales cuestiones que se plantean. No es solo por la comodidad, sino también la seguridad que les aporta al realizar cualquier actividad sin depender de gafas o lentes de contacto. Durante las primeras semanas posteriores al implante de las lentes ICL, el paciente no debe realizar ciertas actividades deportivas de contacto, tales como Boxeo o Kárate, tampoco acuáticos, para eliminar riesgos de infección. En cambio, sí pueden realizar actividades deportivas que no requieran o sean susceptibles de contacto. Será su oftalmólogo el que le indique cuándo podrá retomar este tipo de actividades. Una vez realizadas estas revisiones, podrá realizar deporte con normalidad, incluso profesiones que requieran un deporte de alto rendimiento.
Uno de los criterios a seguir para saber si el paciente es candidato a cualquier procedimiento de cirugía refractiva es la estabilización de su graduación – su graduación debe haber permanecido estable durante al menos un año. Las lentes ICL están indicadas para pacientes entre 21 y 60 años; pero su principal ventaja frente a otro tipo de técnicas, es que las lentes ICL son removibles. En el caso de que hubiese un cambio importante de graduación, podría explantarse esa lente ICL e implantar una nueva lente para corregir ese defecto refractivo sin verse alterada ninguna estructura del globo ocular.
No existe ninguna seguridad de que la evolución del defecto refractivo sea estable para toda la vida, dado que en ocasiones pueden verse incremento de la longitud axial del ojo en los pacientes miopes que puedan desembocar en pequeños aumentos de la corrección. Tampoco existe procedimiento quirúrgico para “prevenir” dicho posible y escaso aumento, es por ello muy importante tomar la determinación de operarse una vez estamos seguros que la refracción se mantiene estable al menos durante 1 año y habiendo cumplido los 21 años de edad.
Todas las personas con problemas visuales deben ser revisados por su oftalmólogo, aunque no quieran someterse a cirugía refractiva. Es importante una revisión oftalmológica completa con una observación exhaustiva del fondo de ojo, para descartar problemas patológicos, como puede ser el desprendimiento de retina, asociado a los miopes altos. En el caso de que la paciente esté embarazada debe comunicárselo al oftalmólogo.
Debido a la influencia hormonal, durante el embarazo y la lactancia, la fisiología del cuerpo cambia y por ello es posible que se aprecien también cambios en la visión, aunque no existe una norma clara para todas las mujeres. Normalmente estos cambios suelen desaparecer unos meses después concluida la lactancia. Las mujeres embarazadas y/o en periodo de lactancia no pueden someterse a cirugía refractiva, es aconsejable esperar a realizarse la intervención una vez finalizada la lactancia. En cualquier caso, el hecho de tener implantada una lente ICL en sí no determina ninguna acción especial en cuanto a la programación del parto.