Migraña ocular: ¿qué es y causas?

La migraña ocular es muy común y, en muchas ocasiones, sin dolor, en comparación con la migraña normal. Aunque algunos de sus síntomas se presenten repentinamente y puedan causar cierto temor, no revisten gravedad. Eso sí, pueden resultar muy molestas. También se la conoce como migraña oftálmica o migraña retiniana.
Qué es la migraña ocular
Se trata de un desajuste de la visión, transitorio, que puede afectar a un solo ojo o a los dos. Estos episodios pueden durar entre diez y treinta minutos. Algunos expertos están convencidos de la relación de este trastorno visual con un cambio en el riego sanguíneo cerebral y otros de que se relaciona con la fatiga ocular.
Cuando la migraña ocular se presenta sin dolor, puede aparecer de forma repentina y da la sensación de tener un punto borroso en el campo de visión, que se acompaña con luces que destellan y forman líneas en zigzag, o similar a la imagen de un objeto ante una ola de calor.
En otras ocasiones, estos desajustes visuales preceden a un episodio de migraña dolorosa, con una antelación que va desde unos minutos hasta 24 horas antes de que comience el dolor. Algunas personas también pueden sentir hormigueos en las extremidades o en el rostro, así como náuseas o mareos, sensibilidad lumínica y trastornos auditivos.
¿Se conocen sus causas?
Su causa concreta se desconoce, pero puede desencadenarse por cambios hormonales menstruales, cuando el cuerpo responde a determinados alimentos o con el parpadeo de la luz intermitente. Pero también puede deberse a los cambios que se producen en el clima, al estrés y a la falta de sueño. O cuando se tiene hambre y ansiedad.
También puede existir alguna enfermedad neurológica, por lo que se recomienda acudir al especialista para descartar algunos problemas, como, por ejemplo, lupus, depresión, epilepsia o algún tipo especial de anemia.
Muchos expertos apuntan a la herencia genética como base, ya que el 70 % de las personas que las sufren cuentan con algún familiar que también las padece.
Se sabe que el cerebro libera compuestos inflamatorios alrededor de los capilares sanguíneos y nerviosos cerebrales. Pero se desconoce qué origina la liberación de estos componentes y cuándo se produce.
También se sabe que los alimentos que contienen tiamina, como vinos rojos, quesos curados, chocolate, nueces o hígado de pollo, además de cualquier alimento procesado, debido a los aditivos químicos, pueden desencadenar un episodio de migraña.
Las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir migrañas, tanto oculares como las clásicas.
Es posible que puedas percibir algunos síntomas previos al episodio, más sutiles, incluso días o semanas antes del ataque, como cambios en el estado de ánimo, deseo por ciertos alimentos o fatiga generalizada.
Síntomas habituales de la migraña ocular
- Puntos borrosos transitorios.
- Una parte del campo de visión se ve borrosa, se agranda o se mueve dentro del campo visual.
- Dolor en uno o en los dos ojos.
- Percepción de luces brillantes y parpadeantes.
- Percepción de líneas dentadas o en zigzag.
Síntomas frecuentes cuando se acompaña de dolor
- Inapetencia.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Sensación de frío y aumento del sudor.
- Estar con nervios e irritable.
- Cansancio.
- Inflamación de una parte del rostro.
- Incremento de las ganas de orinar.
Es posible que algunas personas experimenten algunos de estos síntomas y otras personas perciban otros de los descritos. Lo que sí suele darse es una repetición de esos síntomas, lo que puede conducir a descubrir cuáles son los posibles desencadenantes y las situaciones que se deberían evitar.
¿Se puede evitar la migraña ocular?
Comenta con el especialista todas tus observaciones, para que pueda realizar las pruebas pertinentes y ofrecer las recomendaciones que resulten más efectivas para mitigar los síntomas.
Las migrañas no son provocadas por problemas serios de salud. No obstante, tu médico puede realizar pruebas para asegurarse y descartarlos, por lo que no hay que asustarse.
El mejor tratamiento de una migraña es la prevención, conocer todos los factores involucrados, como cambios hormonales, hábitos de sueño y comidas, en qué ocasiones se ha desencadenado algún episodio y con qué intensidad en cada ataque, así como algún otro síntoma que consideres importante.
Recomendaciones ante un episodio de migraña ocular, sin dolor
- Si se está realizando alguna actividad que requiera buena visión, hay que parar y relajarse hasta que se recupere la normalidad, para evitar algún accidente innecesario.
- Realizar una visita al oftalmólogo para descartar la existencia de algún problema ocular que no se haya detectado.
- Consultar con el médico si los episodios se repiten o son parte de un ataque de migraña dolorosa.
Recomendaciones ante un episodio de migraña ocular, previo a la migraña clásica
Además de lo anterior:
- Busca una habitación tranquila para descansar.
- Procura atenuar la luz y los ruidos, es preferible el silencio.
- Efectúa un suave automasaje en las sienes, en la zona de los ojos y en las cervicales. Eso puede disminuir la tensión sobre esas áreas y disminuir el dolor. Ten en cuenta que todas las tensiones, musculares, mentales y emocionales, pueden desencadenar un episodio de migraña.
- Si no lo tienes contraindicado, puedes tomar alguna bebida que sea constrictora de los vasos sanguíneos, como la cafeína, pero en pequeñas dosis, ya que si la concentración es alta, puede provocar el efecto adverso.
- Si en tu trabajo utilizas dispositivos electrónicos con pantallas, toma descansos frecuentes para evitar la fatiga visual, podría ser un desencadenante de la migraña.
- Realiza un suave masaje sobre el cuello y la cabeza bajo un chorro de agua templada, para distensionar los músculos. Complementa con un chorro de agua fría (todo lo que puedas) sobre la cabeza, durante 1 minuto. Atenuará el dolor.
Aunque no existe cura para la migraña, si el dolor es intenso o incapacitante, podría necesitarse algún tipo de medicación para mitigar el episodio. No obstante, hay que tener en cuenta que todos los medicamentos tienen numerosos efectos secundarios y que solamente servirían para calmar el dolor, no para los síntomas de la migraña ocular. En cualquier caso, sería el especialista quien determinara la necesidad de su uso, tras realizar los exámenes y pruebas que se requieran para descartar cualquier otro problema de salud con tratamiento distinto.
Información sobre seguridad
Las ICL se han diseñado para la corrección/reducción de la miopía en adultos de entre 21 y 60 años con una graduación de entre −0,5 D y −20,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D, y para la corrección/reducción de la hipermetropía en adultos de entre 21 y 45 años con una graduación de entre +0,5 y +16,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D. Para asegurarse de que el cirujano use las ICL que mejor se adapten a su ojo, antes de la intervención refractiva, la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo deberán llevar al menos un año estables. Las ICL mejoran la vista, por lo que no tendrá que usar gafas ni lentes de contacto. No obstante, las ICL no eliminan la necesidad de usar gafas para leer, incluso si no las ha usado antes. Las ICL implican el uso de una intervención refractiva alternativa, como la queratomileusis in situ asistida con láser (LASIK), la queratectomía fotorrefractiva (PRK) y las intervenciones de incisión, o de otros medios de corrección refractiva, como las gafas y las lentes de contacto. La implantación de las ICL se considera intervención quirúrgica y, como tal, implica riesgos posiblemente graves. A continuación, se indican las posibles complicaciones y reacciones adversas asociadas con la cirugía refractiva en general: intervenciones adicionales, desarrollo de cataratas, pérdida de la vista corregida, aumento de la presión intraocular, pérdida de células en la superficie interior de la córnea, conjuntivitis, inflamación aguda de la córnea, inflamación persistente de la córnea, endoftalmitis (infección ocular total), deslumbramientos y/o halos alrededor de las luces, hifema (presencia de sangre en el ojo), hipopión (presencia de pus en el ojo), infección ocular, desplazamiento de la ICL, edema macular, pupila no reactiva, glaucoma de bloqueo pupilar, inflamación ocular grave, iritis, uveítis, pérdida del humor vítreo y trasplante de córnea. Antes de contemplar la posibilidad de usar las ICL, debe someterse a una revisión oftamológica completa y hablar con su oftalmólogo sobre la implantación de ICL, especialmente por lo que respecta a los posibles beneficios, riesgos y complicaciones. Deben hablar también sobre el tiempo necesario para la recuperación tras la intervención.
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Latin America
Citas
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