Ojo Seco y Cirugía Refractiva

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Autor: Dra. Montserrat García


Los síntomas de ojo seco pueden condicionar los resultados visuales de la cirugía refractiva, influyendo negativamente en la satisfacción postoperatoria de los pacientes.1 Por ello, es fundamental realizar un estudio preoperatorio del ojo seco, no sólo con el fin de diagnosticarlo y tratarlo de forma adecuada, sino también con el fin de elegir correctamente la técnica quirúrgica a realizar, ya que sabemos que algunas técnicas de cirugía refractiva corneal pueden empeorar los síntomas de ojo seco presentes preoperatoriamente.2

Además es importante destacar que los signos clínicos de ojo seco no siempre se correlacionan con los síntomas que refiere el paciente, pudiendo encontrar pacientes con mucha sintomatología de ojo seco sin apenas signos clínicos en la exploración, y en el extremo opuesto pacientes con múltiples lesiones corneo-conjuntivales que apenas refieren molestias oculares.3

Por ello, lo primero que debemos hacer es una adecuada anamnesis dirigida a conocer posibles factores de riesgo de ojo seco (edad; sexo femenino; portador de lentes de contacto; ingesta de fármacos antidepresivos, ansiolíticos, antihistamínicos, estrógenos o antiandrógenos; enfermedades autoinmunes; uso del ordenador) así como las características de las molestias oculares, su intensidad y duración, factores desencadenantes y atenuantes. Asimismo, una manera sencilla de cuantificar los síntomas de ojo seco del paciente es a través de la cumplimentación de cuestionarios validados como el Ocular Surface Disease Index (OSDI) o el National Eye Institute-Visual Function Questionnaire-25 (NEI-VFQ-25), que evalúan la calidad de vida y la función visual del paciente, respectivamente.4

A continuación, evaluaremos la agudeza visual (AV) funcional que es la AV continua del paciente cuando realiza actividades visuales prolongadas como leer o conducir. Consiste en medir la AV después de mantener abiertos los ojos sin parpadear durante 10-20 segundos. También se recomienda evaluar la sensibilidad al contraste, que suele estar disminuida en pacientes con ojo seco. 4

Además, en la práctica diaria disponemos de múltiples pruebas que nos van a permitir hacer un diagnóstico objetivo del ojo seco. 4 Así, los métodos diagnósticos más habitualmente empleados son: la evaluación del tiempo de ruptura lagrimal (BUT); la tinción corneal y conjuntival (escala de Oxford) con colorantes como la fluoresceína, la rosa de Bengala o el verde lisamina; la evaluación del flujo lagrimal mediante el test de Shirmer; el test de aclaramiento lagrimal; la meibografía para evaluar el volumen, la calidad y la facilidad de expresión de la secreción de las glándulas de Meibomio; y la medición de la osmolaridad lagrimal (valores superiores a 316 mOsm/ml corresponden a un ojo seco moderado a grave). Otras pruebas disponibles aunque menos utilizadas son: la determinación de la concentración de proteínas y marcadores inflamatorios en la película lagrimal; la citología de impresión conjuntival; y la microscopía confocal.

Así, en base a los resultados obtenidos en las pruebas diagnósticas objetivas y en los cuestionarios subjetivos, podremos clasificar el ojo seco en 4 niveles de gravedad.

Por tanto, si en la exploración preoperatoria de un paciente interesado en cirugía refractiva objetivamos signos clínicos de ojo seco, acompañados o no de síntomas subjetivos, lo más aconsejable sería evitar una cirugía refractiva corneal, especialmente la técnica LASIK, ya que ésta puede empeorar la sintomatología del paciente.2 En estos casos, la lente intraocular fáquica ICL puede ser considerada la mejor opción quirúrgica, ya que además de los excelentes resultados visuales y refractivos que proporciona, no empeora los síntomas de ojo seco del paciente.

Dra. Montserrat García González, MD, PhD, FEBOS-CR

Clínica Rementería, Madrid.

BIBLIOGRAFÍA

1. Szczotka-Flynn LB, Maguire MG, Ying GS, et al. Impact of dry eye on visual acuity and contrast sensitivity: dry eye assessment and management study. Optom Vis Sci 2019; 96(6):387-396.

2. Toda I. Dry eye after LASIK. Invest Ophthalmol Vis Sci 2018; 59(14):DES109-DES115.

3. Kyei S, Dzasimatu SK, Asiedu K, et al. Association between dry eye symptoms and signs. J Curr Ophthalmol 2018; 30(4):321-325.

4. Merayo J, Benitez del Castillo JM, Montero J, Galarreta D, Alejandre N. Guías españolas para el tratamiento de la enfermedad de ojo seco. Documento de consenso. Sociedad Española de Superficie Ocular y Córnea.


Información sobre seguridad

Las ICL se han diseñado para la corrección/reducción de la miopía en adultos de entre 21 y 60 años con una graduación de entre −0,5 D y −20,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D, y para la corrección/reducción de la hipermetropía en adultos de entre 21 y 45 años con una graduación de entre +0,5 y +16,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D. Para asegurarse de que el cirujano use las ICL que mejor se adapten a su ojo, antes de la intervención refractiva, la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo deberán llevar al menos un año estables. Las ICL mejoran la vista, por lo que no tendrá que usar gafas ni lentes de contacto. No obstante, las ICL no eliminan la necesidad de usar gafas para leer, incluso si no las ha usado antes. Las ICL implican el uso de una intervención refractiva alternativa, como la queratomileusis in situ asistida con láser (LASIK), la queratectomía fotorrefractiva (PRK) y las intervenciones de incisión, o de otros medios de corrección refractiva, como las gafas y las lentes de contacto. La implantación de las ICL se considera intervención quirúrgica y, como tal, implica riesgos posiblemente graves. A continuación, se indican las posibles complicaciones y reacciones adversas asociadas con la cirugía refractiva en general: intervenciones adicionales, desarrollo de cataratas, pérdida de la vista corregida, aumento de la presión intraocular, pérdida de células en la superficie interior de la córnea, conjuntivitis, inflamación aguda de la córnea, inflamación persistente de la córnea, endoftalmitis (infección ocular total), deslumbramientos y/o halos alrededor de las luces, hifema (presencia de sangre en el ojo), hipopión (presencia de pus en el ojo), infección ocular, desplazamiento de la ICL, edema macular, pupila no reactiva, glaucoma de bloqueo pupilar, inflamación ocular grave, iritis, uveítis, pérdida del humor vítreo y trasplante de córnea. Antes de contemplar la posibilidad de usar las ICL, debe someterse a una revisión oftamológica completa y hablar con su oftalmólogo sobre la implantación de ICL, especialmente por lo que respecta a los posibles beneficios, riesgos y complicaciones. Deben hablar también sobre el tiempo necesario para la recuperación tras la intervención.

Referencias

Citas

1. Patient Survey, STAAR Surgical ICL Data Registry, 2018

2. Sanders D. Vukich JA. Comparison of implantable collamer lens (ICL) and laser-assisted in situ keratomileusis (LASIK) for Low Myopia. Cornea. 2006 Dec; 25(10):1139-46. Patient Survey, STAAR Surgical ICL Data Registry, 2018

3. Naves, J.S. Carracedo, G. Cacho-Babillo, I. Diadenosine Nucleotid Measurements as Dry-Eye Score in Patients After LASIK and ICL Surgery. Presented at American Society of Cataract and Refractive Surgery (ASCRS) 2012.

4. Shoja, MR. Besharati, MR. Dry eye after LASIK for myopia: Incidence and risk factors. European Journal of Ophthalmology. 2007; 17(1): pp. 1-6.

5a. Lee, Jae Bum et al. Comparison of tear secretion and tear film instability after photorefractive keratectomy and laser in situ keratomileusis. Journal of Cataract & Refractive Surgery , Volume 26 , Issue 9 , 1326 - 1331.

5b. Parkhurst, G. Psolka, M. Kezirian, G. Phakic intraocular lens implantantion in United States military warfighters: A retrospective analysis of early clinical outcomes of the Visian ICL. J Refract Surg. 2011;27(7):473-481.

*American Refractive Surgery Council