¿La hipermetropía se corrige con lentes ICL?

Hipermetropia

La respuesta es sí. Pero no en todos los casos es posible. Para poder implantar una ICL, necesitamos espacio suficiente. Más adelante lo explicaremos.

La hipermetropía es un defecto refractivo por el cual la imagen no se enfoca correctamente en la retina, sino por detrás de ésta. Esto es al revés que, en la miopía, en la que la imagen se forma por delante de la retina.

La hipermetropía se corrige mediante lentes convergentes, bien en gafas o en lentes de contacto (lentillas). Aunque hay pacientes hipermétropes jóvenes que, gracias al enfoque o acomodación del cristalino, que es la lente que tenemos dentro del ojo, pueden compensar dicha hipermetropía, por lo que son capaces de tener una buena visión sin necesidad de usar gafas o lentillas. A medida que se va perdiendo capacidad de acomodación, algo que sucede siempre con la edad, estos pacientes notan que cada vez ven peor, percibiendo más dificultad en la visión cercana (los normal es enfocar para ver de cerca, y el paciente hipermétrope, para ver de cerca, tiene que sumar la acomodación que está “gastando” en ver de lejos, por eso la dificultad empieza en la visión de cerca).

La hipermetropía también se puede corregir mediante cirugía, existiendo dos posibilidades: láser y lentes ICL.

Corrección mediante láser: Es la técnica más empleada y más conocida, pero tiene sus limitaciones, sobre todo en graduaciones elevadas y en aquellos pacientes con pupilas grandes en condiciones de poca luz. ¿Por qué? El láser en hipermetropía provoca un encurvamiento de la superficie corneal, y en graduaciones elevadas, sobrepasar determinados valores de curvatura corneal puede producir fenómenos visuales que disminuyan la calidad visual (en términos técnicos, aberraciones ópticas de alto orden). Estos fenómenos dependen del diámetro de la pupila, que funciona como un diafragma; por tanto, a mayor dilatación pupilar, mayor influencia de estas aberraciones de alto orden. Por tanto, en pacientes con hipermetropía por encima de 5-6 dioptrías, o en aquellos que presentan unas córneas curvas, la intervención mediante láser puede no ser la más adecuada.

Otra opción es la corrección de la hipermetropía mediante la implantación de la lente ICL. Para ello, necesitamos tener espacio suficiente en cámara anterior, esto es, el espacio entre el endotelio (capa posterior de la córnea) y la cara anterior del cristalino. Este espacio debe ser al menos de 3 mm. Debemos tener en cuenta que generalmente los ojos miopes son ojos grandes, y los hipermétropes son ojos pequeños, con lo que en ocasiones no hay espacio suficiente para la implantación de una ICL.

En caso de que sí haya espacio, la implantación de una ICL presenta ciertas ventajas respecto al láser en pacientes hipermétropes. Al no alterar la curvatura corneal, no se inducen cambios en las aberraciones de alto orden, que como antes explicábamos, pueden afectar la calidad visual de estos pacientes. También permiten la corrección de graduaciones más altas, hasta de 10 dioptrías de hipermetropía y 6 de astigmatismo. En el caso de producir fenómenos visuales, como halos, que limiten la visión del paciente, se puede explantar la ICL, pero al ser estos fenómenos visuales menos frecuentes que en la cirugía con láser, es improbable que sea necesario. Al implantar una ICL hipermetrópica, debemos realizar una iridectomía, esto es un pequeño agujero en el espesor del iris, para que el líquido interno del ojo, el humor acuoso, que se produce en el cuerpo ciliar, por detrás del iris, pase a la parte anterior a través de dicho agujero, puesto que la ICL puede bloquear el paso natural a través de la pupila. También hay que considerar que cualquier implantación intraocular conlleva un riesgo de infección que puede poner comprometer la visión del ojo operado.

En definitiva, en caso de que haya espacio para ello, la implantación de una ICL es una excelente alternativa para la cirugía de la hipermetropía, puesto que preservamos la integridad de la córnea, no alterando sus propiedades ópticas, y no restando por tanto calidad visual al ojo intervenido.

Dr. Ricardo Pérez Izquierdo

Dr. Ricardo Pérez Izquierdo.

Información sobre seguridad

Las ICL se han diseñado para la corrección/reducción de la miopía en adultos de entre 21 y 60 años con una graduación de entre −0,5 D y −20,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D, y para la corrección/reducción de la hipermetropía en adultos de entre 21 y 45 años con una graduación de entre +0,5 y +16,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D. Para asegurarse de que el cirujano use las ICL que mejor se adapten a su ojo, antes de la intervención refractiva, la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo deberán llevar al menos un año estables. Las ICL mejoran la vista, por lo que no tendrá que usar gafas ni lentes de contacto. No obstante, las ICL no eliminan la necesidad de usar gafas para leer, incluso si no las ha usado antes. Las ICL implican el uso de una intervención refractiva alternativa, como la queratomileusis in situ asistida con láser (LASIK), la queratectomía fotorrefractiva (PRK) y las intervenciones de incisión, o de otros medios de corrección refractiva, como las gafas y las lentes de contacto. La implantación de las ICL se considera intervención quirúrgica y, como tal, implica riesgos posiblemente graves. A continuación, se indican las posibles complicaciones y reacciones adversas asociadas con la cirugía refractiva en general: intervenciones adicionales, desarrollo de cataratas, pérdida de la vista corregida, aumento de la presión intraocular, pérdida de células en la superficie interior de la córnea, conjuntivitis, inflamación aguda de la córnea, inflamación persistente de la córnea, endoftalmitis (infección ocular total), deslumbramientos y/o halos alrededor de las luces, hifema (presencia de sangre en el ojo), hipopión (presencia de pus en el ojo), infección ocular, desplazamiento de la ICL, edema macular, pupila no reactiva, glaucoma de bloqueo pupilar, inflamación ocular grave, iritis, uveítis, pérdida del humor vítreo y trasplante de córnea. Antes de contemplar la posibilidad de usar las ICL, debe someterse a una revisión oftamológica completa y hablar con su oftalmólogo sobre la implantación de ICL, especialmente por lo que respecta a los posibles beneficios, riesgos y complicaciones. Deben hablar también sobre el tiempo necesario para la recuperación tras la intervención.

Referencias

Citas

1. Patient Survey, STAAR Surgical ICL Data Registry, 2018

2. Sanders D. Vukich JA. Comparison of implantable collamer lens (ICL) and laser-assisted in situ keratomileusis (LASIK) for Low Myopia. Cornea. 2006 Dec; 25(10):1139-46. Patient Survey, STAAR Surgical ICL Data Registry, 2018

3. Naves, J.S. Carracedo, G. Cacho-Babillo, I. Diadenosine Nucleotid Measurements as Dry-Eye Score in Patients After LASIK and ICL Surgery. Presented at American Society of Cataract and Refractive Surgery (ASCRS) 2012.

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5b. Parkhurst, G. Psolka, M. Kezirian, G. Phakic intraocular lens implantantion in United States military warfighters: A retrospective analysis of early clinical outcomes of the Visian ICL. J Refract Surg. 2011;27(7):473-481.

*American Refractive Surgery Council