La regla 20 20 20 para conservar la vista

Regla 20 20 20

El tiempo promedio de exposición de un adulto a las pantallas de dispositivos electrónicos, podría superar las ocho horas diarias. Ordenadores, tabletas o teléfonos móviles: estamos hiperconectados y los ojos sufren las consecuencias. El Colegio Oficial de Ópticos de Cataluña, mantiene que el 70% de los trabajadores sufre de fatiga visual debido al tiempo excesivo que pasamos frente a estos dispositivos. Las tasas de miopía mantienen una tendencia creciente desde hace años en todo el mundo. Solo en Europa, la mitad de los jóvenes de entre 25 y 29 años, son miopes. Los especialistas advierten de las consecuencias nefastas que estos nuevos hábitos tienen para la salud de nuestros ojos, y de que no se aplican técnicas de higiene y cuidado ocular porque ni tan siquiera son conocidas por los usuarios. La mayoría de los dispositivos electrónicos emiten luz azul, que, si bien no es perjudicial en sí misma, en exceso produce estrés visual, alteraciones del sueño y anticipación de la degeneración macular asociada a la edad. Si a estas afecciones, le añadimos la larga lista de consecuencias asociadas al exceso de horas frente a diferentes pantallas (fatiga, sequedad ocular, problemas de enfoque, visión borrosa, irritación o dolor de cabeza), el daño ocular está servido. Son los usuarios de estos dispositivos los verdaderos responsables de su salud ocular, y los que deben conocer y aplicar las distintas técnicas y herramientas que favorecen el descanso de los ojos y evitan perjuicios mayores.

La regla 20 20 20

Jeffrey Anshel, miembro de la Academia Americana de Optometría y presidente de la Sociedad de Nutrición Ocular, popularizó la sencilla y efectiva regla 20 20 20. Toda persona expuesta durante largos periodos de tiempo a pantallas electrónicas, debería apartar la mirada cada 20 minutos durante 20 segundos, enfocando cualquier objeto que se halle a 20 pies (6,9 metros). De este modo, se favorece el parpadeo y se obliga a los ojos a enfocar no solo distancias cortas, fomentando así la alternancia focal y evitando el conocido como Síndrome Visual Informático (SVI).

¿En qué consiste el Sindrome Visual Informático?

Este síndrome, es uno de los indeseados efectos secundarios a los que se enfrentan aquellos que cargan sus ojos de horas frente a ordenadores, teléfonos y demás dispositivos. La Academia Americana de Optometría, sostiene que esta dolencia consiste en un conjunto de signos y síntomas oculares, que a largo plazo pueden afectar no solo a la capacidad visual, sino también a la calidad de vida de quienes lo padecen. Cuando el Síndrome Visual Informático afecta a la visión, puede experimentarse una amplia sintomatología:

- Visión borrosa y/o doble. - Sensibilidad a la luz intensa. - Fatiga ocular. - Lagrimeo. - Cefaleas y migrañas - Náuseas, mareos y vértigos. - Dolores musculares y articulares. - Picor e hinchazón facial. - Enrojecimiento en los ojos. - Irritación. - Sequedad ocular. La distancia entre los ojos y las pantallas, la luz artificial y el exceso en la exposición preocupan a los especialistas, ya que las consecuencias de una deficiente higiene visual, puede acarrear daños irreparables a largo plazo, convirtiendo el SVI en una de las enfermedades más comunes.

Además de la regla 20 20 20, ¿qué otras medidas pueden ser beneficiosas para el bienestar ocular?

Es probablemente inevitable el desarrollo de ciertas molestias o de alguna que otra patología relacionadas con la vista. La dependencia excesiva de los dispositivos electrónicos, unida al mal uso que hacemos de ellos y al hecho de desconocer pautas que favorezcan el descanso visual, hacen que parezca que sea una consecuencia natural. Pero también es cierto que existen medidas que pueden contribuir a reducir su impacto, y de ese modo impedir que se convierta en una dolencia severa o crónica:

- Prestar atención al parpadeo, ya que cuando se está frente a una pantalla, este tiende a disminuir. Es aconsejable atender a la frecuencia, porque contribuye a mantener la hidratación natural y mejora la sensación de bienestar.

- Cuidar la iluminación con la finalidad de evitar un esfuerzo excesivo. Se debe disminuir el brillo de la pantalla, utilizar algún anti reflector y nunca permanecer ante un dispositivo (ordenador, tableta o teléfono móvil) en un ambiente oscuro.

- Mantener una correcta limpieza de la pantalla para que no acumule polvo o bacterias. De este modo, se puede reducir notablemente la irritación y las posibles alergias.

- Cuidar la postura para lograr un correcto rendimiento visual. Los pies deben estar en el suelo y la espalda lo más erguida posible.

- La distancia entre el monitor del ordenador y los ojos debe oscilar entre 50 cm y 1 m, y debe situarse a la altura de la vista. En el caso de los móviles, la distancia correcta sería de 30 a 40 cm.

- Hacer uso de las lágrimas artificiales en el caso de que nuestra lubricación natural sea deficiente, o siempre que notemos sensación de sequedad.

- Utilizar lentes de lectura mitiga la pérdida de la capacidad de enfocar. Recordar que gestos tan sencillos como evitar frotar o tocar en exceso los ojos, llevar una alimentación saludable, utilizar gafas de sol homologadas, ver la televisión a una distancia adecuada y evitar los esfuerzos cuando el cansancio es evidente, pueden marcar la diferencia. El Colegio Nacional de Ópticos

- Optometristas, avisa de que nos quedamos "ciegos", ya que este síndrome afecta alrededor del 90 % de la población. Destacan la importancia de acudir a revisiones periódicas para estar seguros de que nuestra salud ocular es la correcta, y de que la prescripción de gafas o lentes de contacto es la más adecuada. De hecho, existen en el mercado algunas especialmente indicadas para personas que pasen largos periodos de tiempo frente a pantallas electrónicas. Las conocidas como gafas bifocales, por ejemplo, no son las más adecuadas en estos casos, ya que no están adaptadas para esas distancias.

Los ojos son nuestra ventana al mundo, y a pesar de su valor, no se les está prestando toda la atención que precisan y merecen. Cada vez se les somete a mayores esfuerzos en condiciones poco favorables, y el cuidado, sin embargo, tiende a ser deficiente. La regla 20 20 20 es sencilla, fácil de llevar a cabo y pródiga en beneficios solo con un sencillo gesto.

Información sobre seguridad

Las ICL se han diseñado para la corrección/reducción de la miopía en adultos de entre 21 y 60 años con una graduación de entre −0,5 D y −20,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D, y para la corrección/reducción de la hipermetropía en adultos de entre 21 y 45 años con una graduación de entre +0,5 y +16,0 D con o sin astigmatismo de hasta 6,0 D. Para asegurarse de que el cirujano use las ICL que mejor se adapten a su ojo, antes de la intervención refractiva, la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo deberán llevar al menos un año estables. Las ICL mejoran la vista, por lo que no tendrá que usar gafas ni lentes de contacto. No obstante, las ICL no eliminan la necesidad de usar gafas para leer, incluso si no las ha usado antes. Las ICL implican el uso de una intervención refractiva alternativa, como la queratomileusis in situ asistida con láser (LASIK), la queratectomía fotorrefractiva (PRK) y las intervenciones de incisión, o de otros medios de corrección refractiva, como las gafas y las lentes de contacto. La implantación de las ICL se considera intervención quirúrgica y, como tal, implica riesgos posiblemente graves. A continuación, se indican las posibles complicaciones y reacciones adversas asociadas con la cirugía refractiva en general: intervenciones adicionales, desarrollo de cataratas, pérdida de la vista corregida, aumento de la presión intraocular, pérdida de células en la superficie interior de la córnea, conjuntivitis, inflamación aguda de la córnea, inflamación persistente de la córnea, endoftalmitis (infección ocular total), deslumbramientos y/o halos alrededor de las luces, hifema (presencia de sangre en el ojo), hipopión (presencia de pus en el ojo), infección ocular, desplazamiento de la ICL, edema macular, pupila no reactiva, glaucoma de bloqueo pupilar, inflamación ocular grave, iritis, uveítis, pérdida del humor vítreo y trasplante de córnea. Antes de contemplar la posibilidad de usar las ICL, debe someterse a una revisión oftamológica completa y hablar con su oftalmólogo sobre la implantación de ICL, especialmente por lo que respecta a los posibles beneficios, riesgos y complicaciones. Deben hablar también sobre el tiempo necesario para la recuperación tras la intervención.

Referencias

Citas

1. Patient Survey, STAAR Surgical ICL Data Registry, 2018

2. Sanders D. Vukich JA. Comparison of implantable collamer lens (ICL) and laser-assisted in situ keratomileusis (LASIK) for Low Myopia. Cornea. 2006 Dec; 25(10):1139-46. Patient Survey, STAAR Surgical ICL Data Registry, 2018

3. Naves, J.S. Carracedo, G. Cacho-Babillo, I. Diadenosine Nucleotid Measurements as Dry-Eye Score in Patients After LASIK and ICL Surgery. Presented at American Society of Cataract and Refractive Surgery (ASCRS) 2012.

4. Shoja, MR. Besharati, MR. Dry eye after LASIK for myopia: Incidence and risk factors. European Journal of Ophthalmology. 2007; 17(1): pp. 1-6.

5a. Lee, Jae Bum et al. Comparison of tear secretion and tear film instability after photorefractive keratectomy and laser in situ keratomileusis. Journal of Cataract & Refractive Surgery , Volume 26 , Issue 9 , 1326 - 1331.

5b. Parkhurst, G. Psolka, M. Kezirian, G. Phakic intraocular lens implantantion in United States military warfighters: A retrospective analysis of early clinical outcomes of the Visian ICL. J Refract Surg. 2011;27(7):473-481.

*American Refractive Surgery Council