¿Qué es?
La baja visión se define como una disminución de la agudeza visual inferior al 30% de visión total y/o una reducción del campo visual inferior a 30 grados de amplitud (entendido como el ángulo del espacio que el ojo puede detectar).
Es una condición por la cual la agudeza visual no mejora ni utilizando una adecuada corrección con gafas, ni con lentes de contacto, ni con tratamiento farmacológico. El paciente afectado sufre dificultad o incapacidad para realizar algunas tareas de la vida cotidiana.
Algunos de los síntomas típicos son:
- Pérdida de la agudeza visual, o de la capacidad de distinguir objetos.
- Pérdida del campo visual, o del espacio que alcanzamos a ver.
- Dificultad para realizar tareas cotidianas como pasear por la calle, leer, cocinar, ver la televisión, conducir, trabajar, etc.
- Sufrir deslumbramientos con luz que antes no nos afectaba.
- Dificultad para identificar colores.
- Pérdida parcial de visión o vacíos en el campo visual.
Sin embargo, esta patología no es un defecto visual en sí mismo, sino que engloba diversos problemas visuales con orígenes o causas muy diversas pero que generan efectos similares.
¿Cuáles son sus causas?
Son muchas las causas que originan baja visión, en su mayoría enfermedades oculares (degeneración macular,glaucoma, retinopatía diabética, retinosis pigmentaria, miopía magna), pero también accidentes, lesiones neurológicas, malformaciones congénitas, enfermedades infecciosas, etc.
Dado que puede estar causada por varias patologías es esencial detectarla a tiempo para solucionarla de manera rápida y eficaz, ya que cuanto más esperemos, más se verá afectada nuestra vida familiar y social.
Aunque la causa más común es la edad, no debe descartarse que esta limitación visual pueda afectarnos en otros momentos de nuestra vida. Por esta razón, el objetivo principal de las ayudas es potenciar y aumentar el resto visual que aún tenemos.
¿De qué soluciones disponemos?
Es siempre un duro golpe saber que la visión que se ha perdido no puede recuperarse, es por ello que resulta importante reconocer la ira y frustración que esto puede producir. Conviene obtener ayuda para superar esos sentimientos. Aplique las estrategias de rehabilitación de la visión para mantenerse activo como ayudas y rehabilitación de la patología.
Valerse por sí mismo para su cuidado personal y mantenerse activo le ayudará a evitar la depresión si padece baja visión. La depresión puede presentarse como fatiga o falta de interés. Si está deprimido, busque tratamiento y asesoría. Un grupo de apoyo puede ayudarle a reconocer que su autoestima y el valor que usted pueda tener para otros no dependen de su visión. Usted es importante y, por su propio bien, vale la pena el esfuerzo necesario para lograr aprovechar al máximo la visión que le queda.
A día de hoy, disponemos de varios dispositivos de aumentos ópticos y digitales que incrementan el tamaño de la imagen final proporcionando al paciente una mejor visión de lejos o de cerca.
La utilización de filtros selectivos, que cortan longitud de ondas visibles, aumentan la sensibilidad al contraste del paciente con dicha patología e incrementan la calidad visual.
En casos de miopía magna en pacientes jóvenes, la cirugía ocular con lentes pre cristalinianas, como la lente ICL, aumenta de un 20% la cantidad y calidad de visión de los pacientes.
Con los miopes magnos mayores de 45 años, la inserción de una lente ICL en combinación con una lente intraocular pseudofáquica proporciona un sistema telescópico al paciente aumentando el tamaño de la imagen resultante, aunque disminuye algo el campo visual.
Su oftalmólogo es el que debe recomendarle cuál es el tratamiento más adecuado atendiendo a su caso particular.
Dr. Fernando Castanera